Rachel Grace ha dedicado su vida a vivir de manera holística con la Tierra. Le pedimos que compartiera su historia y cómo puede ser el futuro de la agricultura sostenible y regenerativa.
Crecer en una pequeña granja del Medio Oeste me enseñó lo que era vivir EN la tierra, pero no fue hasta que fui mayor que entendí realmente lo que significaba vivir CON la tierra.
Cada uno de nuestros impactos introduce un efecto dominó de cambio, que afecta cada faceta de la vida, desde las enormes manadas de ganado en los pastizales hasta el microbio más pequeño que vive en el suelo aparentemente inerte en el que pasta ese ganado.
Amar la tierra es cuidarla, pero lo más importante es entender que el suelo es la base de todo: las plantas, la infraestructura, nuestra salud y, sí, incluso el medio ambiente. No podemos permitirnos el lujo de cambiar las necesidades del mañana por soluciones “rápidas” de hoy. Los métodos sostenibles y regenerativos no son meros conceptos al margen de lo posible, como lo fueron en el pasado, inalcanzables tanto por viabilidad como por rentabilidad o por el capital de inversión necesario.
Nuestra tierra es un recurso finito y honrar la simbiosis de la naturaleza es la única manera de garantizar que siga siendo una tierra fértil y de abundancia en los años venideros.
Toda mi perspectiva cambió cuando me di cuenta de lo alcanzables y simbióticas que eran en realidad estas prácticas de la “nueva era”, porque la realidad es que no estamos haciendo nada que la naturaleza no haya hecho ya por sí sola durante miles de años.
La chispa del movimiento regenerativo floreció cuando vi con mis propios ojos cómo transformaba paisajes de cosas apenas vivas a ecosistemas prósperos, diversos y abundantes que restauraban más que el medio ambiente.
He experimentado cómo el desarrollo de la conexión no solo con el sistema alimentario, sino también con la tierra, puede transformar radicalmente la salud, tanto mental como física. Actualmente, vivir en una pequeña propiedad de ½ acre significa que mi práctica personal de métodos regenerativos se centra en mi jardín, en el compostaje de restos, en la siembra directa, en la reducción de la tierra desnuda, en la siembra complementaria para apoyar un jardín sinérgico y en limitar la necesidad de aditivos nocivos excesivos.
Sin embargo, apoyar este movimiento de sostenibilidad y regeneración va más allá de poseer una granja o un rancho (aunque ese sería el sueño) o incluso tener un jardín, es algo que todos y cada uno de nosotros podemos apoyar en nuestra vida diaria. Las decisiones que tomamos sobre a quién apoyar con nuestras compras o recomendaciones a amigos y familiares pueden impulsar el creciente movimiento de sostenibilidad y regeneración.
Creo que nuestro apoyo tiene el poder de crear el cambio necesario para la tierra, el medio ambiente, los animales y las personas que dependen de ella. Las granjas familiares que recurren a prácticas de pastoreo rotativo para su ganado vacuno, los agricultores que utilizan cultivos de cobertura y métodos de siembra directa, una empresa con productos sostenibles fabricados con materiales reciclados e incluso su vecino con un pequeño tractor para gallinas que vende huevos en el mercado de agricultores: estas son las personas de la comunidad que necesitan nuestro apoyo.
Sea un defensor, busque a quienes practican la sostenibilidad en sus negocios y no tenga miedo de tener conversaciones o hacer preguntas difíciles. Es en esos momentos donde más he aprendido y donde me he ido con una apreciación aún más profunda de lo que significa #LoveTheLand.
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